La Transición hacia el Cambio


Nuestra economía basada en el crecimiento nos ha fallado y le ha fallado al planeta. Ya es hora de adoptar otro marco económico, uno que considere que la economía está subordinada a nuestro ecosistema global y no al revés.

Los vientos del cambio social ya están sobre nosotros. El consumismo, tal como lo hemos conocido, está a las puertas de la muerte. De pronto nadie puede comprar mucho de nada. Este nuevo momento histórico requiere de pensamiento y estrategias diferentes, pero también abre nuevas oportunidades para resolver problemas muy prácticos. Diversas ideas de la comunidad ambientalista que durante décadas han sido motivo de burla de parte de economistas y políticos -reducción del consumo, relocalización de la actividad económica, construcción autosuficiente- de súbito se consideran con seriedad y la gente quiere saber más sobre ellas.

Un movimiento pequeño pero creciente de ciudadanos comprometidos, de grupos comunitarios, de funcionarios públicos y hombres de negocios ha empezado silenciosamente la transición hacia un mundo post-carbono. Estos primeros actores están trabajando para reducir el consumo, producir alimentos y energía localmente, invertir en economías locales, reconstruir habilidades y conservar los ecosistemas. En el caso de algunos ciudadanos, este esfuerzo sólo ha significado plantar un jardín, ir al trabajo en bicicleta o dejar de comprar en las “grandes tiendas”. Su motivación es variable; incluye la detención del cambio climático, la conservación del entorno, la seguridad alimenticia y el desarrollo económico local. Sin embargo lo esencial de estos esfuerzos es lo mismo: todos reconocen que el mundo está cambiando y que ya no funciona el viejo modo de hacer las cosas que se basaba en la idea de que el consumo podía aumentar indefinidamente.

Estos esfuerzos no bastan por sí solos. Pero en conjunto pueden señalar el camino hacia una nueva economía. Ésta ya no será de “libre mercado”, sino de “mercado verdadero”, muy parecida a la que concibió una vez el famoso economista Adam Smith; será, como ha dicho David Korten, una economía impulsada por el mundo corriente y no por el mundo financiero.

Hasta el momento la mayoría de estos esfuerzos han sido realizados por individuos excepcionales que comprendieron rápidamente la crisis que enfrentamos. Pero a medida que el colapso se acentúa, más y más personas buscarán medios para encarar incluso las necesidades más elementales. Las familias que dependían de supermercados abastecidos desde todo el mundo se verán obligadas a volverse hacia granjeros locales y a sus propios jardines. Muchas corporaciones incapaces de ofrecer un retorno continuo de la inversión o de apoyarse en energía y recursos naturales baratos para conseguir utilidades van a quebrar, pero van a florecer negocios locales y cooperativas de todo tipo. Los gobiernos locales, que enfrentarán ingresos menguantes por impuestos, buscarán desesperadamente un modo barato y eficiente de sostener servicios públicos básicos como el tratamiento del agua, el transporte público y los servicios de urgencias.

Hoy necesitamos claridad, liderazgo, coordinación y colaboración. Si contamos con un propósito común y una clara comprensión de los desafíos y de las soluciones, podremos manejar la transición a un mundo post-carbono sustentable y equitativo.

Durante décadas se han propuesto elementos de una estrategia de transición, pero con pocos resultados dignos de notar. Por lo general se han presentado como soluciones independientes -a veces contradictorias- para los problemas provocados por la dependencia de los combustibles fósiles y el consumismo. Ahora que “los negocios como siempre” han dejado de ser una opción para la sociedad “normal”, estas estrategias tienen que volver a pensarse y rearticularse de una manera coherente para que se constituyan en centrales. Pero esto va a requerir de un esfuerzo coordinado de parte de quienes comprenden tanto los problemas como las soluciones.

Una Advertencia

A medida que las malas noticias continúan llegando de parte de especialistas en el clima, geólogos especializados en el petróleo y economistas, hay una creciente conciencia de que las decisiones que adoptemos en los próximos años determinarán como será el mundo durante generaciones -quizás durante milenios. Este momento histórico de transición es una oportunidad preciosa y breve; todos tenemos alguna noción de lo que está en juego y de lo que puede suceder si la sociedad continúa por el camino actual.

Pero si nuestros esfuerzos resultan exitosos, el movimiento para cultivar un mundo post-carbono sustentable terminará invadiendo todo. Se convertirá en lo central y principal y los esfuerzos que patrocinamos serán lugar común y ya no será tan necesario trabajar en ellos. Entretanto, contamos con una oportunidad -que puede ser la última de la humanidad- para alejarnos del precipicio. Tenemos un desafío enorme, una oportunidad extraordinaria. Por favor, únase a nosotros.

Richard Heinberg es ampliamente reconocido como uno de los más sobresalientes educadores mundiales acerca del cenit del petróleo. Autor de ocho libros sobre el tema, incluyendo The Party’s Over, Powerdown, The Oil Depletion Protocol y Peak Everything. Es investigador del Post Carbon Institute y columnista habitual de The Ecologist, sus ensayos y artículos han aparecido en diversas publicaciones en todo el mundo.
www.richardheinberg.com

Mi Opinión al Respecto
 
Solo tenemos que observar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que estamos en un momento de transición a un cambio no solo económico ni social sino también político (pero como no me gusta la política no voy a hablar de ella, solo decir que la política o el sistema se tendrán que amoldar a la situación en la que vivimos si no quieren perder el tren del cambio).

Si como decía antes, observamos un poco, la gente tiende a gastar menos, los supermercados están menos llenos, ya no hay que esperar turno en las terrazas de los bares, nosotros mismos evitamos gastar mas de la cuenta y si lo hacemos vamos a las tiendas de toda la vida de nuestros barrios, oímos que nuestro familiares hacen lo mismo, por no decir que se acabaron las salidas de los sábados para almorzar a algún asador o restaurante que algún amigo o compañero de trabajo nos recomendó durante la semana laboral, eso sin contar los millones de familias de todo el mundo que por desgracia algún miembro o los dos de la unidad familiar perdieron su puesto de trabajo en los dos últimos años.

A todo esto le unimos el cambio climático que estamos sufriendo ya, provocados en gran parte por nosotros mismos, por culpa de la intoxicación atmosférica producida por el consumo inapropiado de los combustibles fósiles. Menos mal que la naturaleza es sabia y no nos va a permitir de aquí a unos años consumir más de este tipo de energías.

Hay “señales” que se dejan caer por su propio peso, ¿quien no ha visto en su mismo pueblo o barrio iniciativas locales de huertos pequeños e individuales en zonas periféricas o incluso en parques? Creo que mas que un momento de transición como desarrolla Richard Heinberg es un retroceso o vuelta hacia lo natural, creo que nuestra salud y la de nuestro Planeta lo agradecerán, ¿no creéis?...
Jorge1270

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